El samoyedo goza de un precioso pelaje de color blanco puro, lunar. Se caracteriza por tener dos capas: una externa, de pelo largo y tonalidades nacaradas, especialmente en las puntas y otra interna, de lana. En su lugar de origen, Siberia, esa lana era aprovechada para confeccionar prendas de abrigo. Al igual que la lana de las ovejas, el pelo del samoyedo es hipoalergénico, es decir, no tiende a producir alergia en las personas sensibles al pelo animal.
Algo totalmente desaconsejado es cortar el pelo a los samoyedos. Sus dos capas constituyen un verdadero sistema de aislamiento frente a temperaturas extremas, tanto frías como cálidas. En verano pierden especialmente la lana de la capa interna y el pelo exterior les sirve para aislarse del calor. En invierno acumulan de nuevo lana para protegerse del frío. Lo único que conseguimos cuando cortamos el pelale a un samoyedo es favorecer el crecimiento del subpelo y romperle su equilibrio y su capacidad de aislamiento.
Por otra parte el samoyedo no requiere de grandes cuidados. De Kana, que lleva años con nosotros, decimos que es autolimpiable. Llega de pasear por la montaña con las patas llenas de barro y al cabo de un rato vuelve a relucir blanca sin que nosotros hayamos hecho nada. Sí es importante un cepillado diario, con lo que además de mantener el pelo del animal en perfecto estado evitaremos tener que aspirar permanentemente en la época de muda, normalmente dos veces al año.
Otro rasgo curioso que hemos comprobado con Kana, pero que también hemos tenido ocasión de compartir con otros propietarios de samoyedos, es que el volumen de pelo crece año tras año, después de la muda. Cuanto más mayor más peludo. En el caso de Kana las fotografías de cada invierno nos permiten ver cómo cada vez es más una "bola de pelo".
